martes, 22 de noviembre de 2011

Una historia de plumón

16 de Junio de 2011:

Voy a ir subiendo en las siguientes entradas algo del material que tengo sin dar salida desde hace tiempo. En concreto esta entrada es del final de la primavera pasada, cuando todavía estaba prospectando las cuadrículas del Cerrato que he estado cubriendo este año de cara a preparar el atlas de las aves reproductoras del Cerrato Palentino.

Una de las jornadas la dediqué a hacer una sesión de hide en un pequeño arroyo de una de las cuadrículas interiores del Cerrato, de esas típicas de monte mediterraneo.
La mañana fue muy fructífera ya que bajaron a beber multitud de especies interesantes y justo cuando ya estaba empezando a cansarme y dejé de concentrarme en el arroyo para ir pensando en recoger todo el material y largarme para casa, por el rabillo del ojo vi una sombra negra que cruzó como un rayo la lámina de agua de derecha a izquierda y se perdió entre los juncos.
Al principio pensé en que habían sido imaginaciones mías, pero cuando todavía estaba pensando en que podría haber sido, otra sombra negra cruzo de izquierda a derecha tan rápido como antes. Yo no salía de mi asombro, pero en esta ocasión mis ojos habían podido retener en la retina una instantánea un poco vaga del animal, lo justo para poder agruparle entre las pollas de agua, polluelas o similares, aunque seguía ignorante de su identidad y me martirizaba pensando en que había perdido dos oportunidades de descubrir que era aquel ave. En esto andaba cuando me pareció ver entre los juncos de la derecha un largo cuello y un ojo que se asomaba justo antes de exponerse al completo en la lámina de agua. No acababa yo de reaccionar cuando la sombra negra cruzó como un rayo de derecha a izquierda y poco después de izquierda a derecha.
Esto ya me estaba tocando la moral, así que decidí volver a montar la cámara en el trípode y apuntar de manera fija a los juncos de la derecha y no pestañear ni tan siquiera con la esperanza de que aquella sombra me diese otra oportunidad. Mi cámara en modo ráfaga de alta velocidad y mi dedo en tensión estaban preparados para recibir la orden de mi cerebro, pero nada, todo se quedó en calma durante unos minutos, durante los cuales yo me repetía una y otra vez, paciencia que vuelve, paciencia que vuelve y después de repetírmelo decenas de veces un ojo y un cuello enorme se dibujaron detrás de los juncos. Mi corazón se puso a mil y mi cerebro decía a mi dedo, espera unos milisegundos y disparas. Esos milisegundos son los que tardó el bicho en sacar un poco más el cuello, se había confiado...... Tras..tras..tras......la ráfaga de mi reflex estaba plasmando esa escena tal cual lo veis en la siguiente toma.
Unos instantes después el ya identificado joven Rascón envuelto en negro plumón, se puso completamente a descubierto como nunca antes lo había hecho como diciendome, toma majo ... quedate a gusto de una vez y dame ráfaga. Solo me dio una oportunidad más en la que cruzó la lámina de agua despacito hasta perderse en los juncos de la izquierda para no volver a aparecer, pero me bastó para hacerme con casi unas 50 tomas, dos de las cuales os dejo a continuación.
 
Al final mereció la pena la paciencia, tanto por las fotos conseguidas como por colgar del bloc de notas una cita inédita de reproducción de esta especie en el interior del Cerrato Palentino.
Pocos días después Carlos Nazario me pasó otra cita de reproducción de esta especie en otra cuadricula Cerrateña.

Espero que os haya gustado la historia.

6 comentarios:

ferreiro dijo...

que buenas fotos no son faciles de pillar un saludo

Carlos N. G. Bocos dijo...

Que buenisimo Miguel, y que ganas tenia de ver los pollancos!

Un saludo

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Es un ave muy atractiva. Estoy bastante pez en la materia, los volátiles son con gran diferencia los bichos que peor conozco: me pregunto si cambiarán mucho de adultos, si perderán ese aspecto tan particular.

Ojolince y Sra. dijo...

La paciencia es una virtud que nunca debemos perder los observadores de la naturaleza aunque, en ocasiones, la recompensa se haga esperar...
Al final, como bien has demostrado, ésta es brillante.
Un saludo desde Pucela.

Abel Bermejo García dijo...

Interesante observación, la espera merece la pena, verdad.
un saludo

Luia-Ángel Amor Guerra dijo...

Muchas gracias por tener tanta paciencia, así nosotros tenemos la suerte de disfrutar de semejante maravilla de reportaje fotográfico y tan buena explicación al mismo.
Esperamos más...