domingo, 12 de agosto de 2007

Por un monte en el corazón del Cerrato Palentino (12/8/07)

Hoy he salido a dar un paseo por uno de los montes más importantes del Cerrato. Es una mancha de bosque mediterraneo de las más importantes de esta comarca y engloba un bosque mixto de Encina, Quejigo, Sabina albar y algunos ejemplares de Enebro.


El paseo comenzó a primera hora de la mañana, justo antes de la salida del sol que hoy fué a las 7:15h.

Algunas de mis observaciones en esta salida fueron:

> Alcaudón Común


> Zorro : Ejemplar de Zorro campea por un sembrado de centeno aún sin cosechar en busca de topillos, este año muy abundantes de bido a la plaga que en Castilla y León asciende a más de 750 millones. Se desplaza a saltos por el sembrado con la intención de capturar a estos pequeños roedores.

> Zorro : Dos Zorros campean por un sembrado en busca de roedores.



> Corzo : Ejemplar de Corzo Macho con cuerna imponente. La zona por la que caminaba estaba repleta de Gayuba.

Después de pasarme una media hora sin moverme observando a los dos zorros anteriores desde una distancia aproximada de unos 600m, escuche unos pasos entre la hojarasca del monte muy cerca de mi, mi corazón se puso a cién cuando descubrí que un animal de gran tamaño se acercaba en mi dirección y no me había detectado. Tardé unos instantes en caer en la cuenta de que se trataba de un corzo macho con una cuerna espectacular y justo en ese momento, se detubo a unos 10 metros ocultado por las ramas de un arbusto, aproveché la pobre perspectiva que me brindaba para poder sacarle la foto que acompaña a estas letras. Justo después, el cervido retrocedió sobre sus pasos de manera pausada y se perdió en la espesura. Creo que no llegó a verme pero intuyó el peligro que yo le suponía.
En esta zona del monte he observado que el suelo se encuentra completamente alfombrado de una planta rastrera que se llama Gayuba y que es uno de los alimentos preferidos de los corzos, quizás por ello la querencia de estos animales a este lugar del monte.

> Jabali : Instantes después del emocionante avistamiento del corzo, escucho un gruñido profundo y seco a mi derecha, seguido de ruido de pisadas. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando descubro que una piara de unos 6 o 7 Jabalís se acerca en mi dirección comandada por un macho adulto, este se dirige derecho a mi posición y por unos instantes me entra el miedo y tengo intenciones de salir corriendo, pero las ganas de conseguir una buena foto son más fuertes que mi temor y aguanto sin mover un pelo. Después de barruntar mi presencia el berraco se detiene dos veces oculto por los arbustos, pero poco después sale a un pequeño claro a unos 8 metros de donde yo estoy, en ese momento le disparo las dos fotos siguientes

Después de vigilarnos mutuamente durante aproximadamente unos 30 segundos, el berraco regresa al grupo al trote y la manada experimenta una estampida que hizo retumbar el monte como si se estubiese rompiendo. Al menos tres rayones pequeños acompañaban la piara.

Después de estas emocionantes sorpresas, es más tranquilo observar el asombroso mimetismo de una mariposa que descubrí en la corteza de un roble, desconozco su nombre, pero dejo la siguiente foto como testimonio.



En lo que a flora se refiere, a parte de los arboles predominantes de este monte como son la Encina y el Quejigo, destacar también la abundancia de la Sabina albar, que en estas fechas mostraban sus bayas sin madurar de un color verde azulado.

Por otra parte y menos abundante que la Sabina, podemos encontrar algunos ejemplares de Enebro, algunos de gran porte. En las fotos siguientes observamos un ejemplar adulto y sus frutos.
En la zona he podido observar también algunas aves que a continuación detallo:

> Pareja de Tortolas Comunes
> 1 ejemplar de Pito Real
> 1 Aguila Calzada (fase oscura)
> Por todos los rincones de este bosque se pueden observar grupos de Rabilargos emitiendo su caracteristico y nervioso reclamo a modo de silbido.
> Se observan también numerosos grupos de estorninos negros que se desplazan por el monte. En estos grupos se observa gran abundancia de estorninos jovenes con librea parduzca.

Finalmente, cuando me disponía a volver hacia el coche, en otro rincón del monte volví escuchar unos pasos que rompían el silencio, de nuevo otros dos ejemplares de corzo irrumpieron en mi camino, para después de unos instantes, perderse al trote entre el matorral alto.

En esta ocasión se trataba de una hembra adulta y otro ejemplar que me pareció un individuo joven por su menor tamaño.

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